Por Blas Briceño, CEO de FINNEGANS
El surgimiento del COVID-19 y las medidas de aislamiento y distanciamiento social han tenido un impacto tremendo en la actividad económica en todo el mundo. Uno de los segmentos más afectados por este fenómeno es el de las pequeñas y medianas empresas, por diversas razones. Entre ellas, por su fragilidad financiera en el mediano y largo plazo —un período prolongado de inactividad puede ser crítico para estas organizaciones—, porque sus mercados suelen ser acotados y poco diversificados, y por su déficit —en comparación con organizaciones grandes— en la incorporación de tecnologías.
A nivel mundial, faltan aún muchas respuestas sobre el virus. El avance de las vacunas es prometedor, pero incluso en los escenarios más prometedores aún falta un camino largo para recorrer, por lo cual las medidas de precaución deberán prolongarse. En otras palabras, está claro que un regreso a la normalidad prepandemia no se ve factible en el corto plazo. Por esto, es necesario que las organizaciones, especialmente las pequeñas y medianas, se adapten para sobrevivir. Desde Finnegans, vemos cinco claves para que las pymes puedan asegurar la continuidad de sus negocios.
1.- People first
Las personas son lo más importante para cualquier organización. Ante esta crisis, lo primero es enfocarse en el cuidado de las personas. Establecer los mecanismos y herramientas para maximizar la colaboración, al mismo tiempo que se extreman los cuidados y la atención de la salud. No hay que dejar de lado, además, el impacto de la pandemia en la salud mental, y en los cambios de hábitos a nivel familiar y personal. Toda planificación hecha bajo este contexto debe tener un fuerte foco en el aspecto humano de las empresas.
2.- Acelerar la transformación digital
La pandemia demostró que las empresas que no tienen una versión digital de sí mismas, de sus productos y/o servicios, tendrán dificultades para competir en este nuevo entorno. La inversión en lo digital es la de más rápido retorno para las pymes, porque facilita la continuidad de la actividad. Las empresas más jóvenes y aquellas donde hubo un recambio generacional ya tienen incorporada la cultura digital, y eso facilita las cosas.
3.- Revisar planes de negocio y mercados
Todo lo que creíamos saber de nuestra actividad tiene que ser repensado e investigado. La pandemia de Coronavirus ha traído una enorme y muy profunda transformación en nuestras costumbres y nuestras vidas. Muchos hábitos de consumo que sustentaban diversas actividades económicas han disminuido por completo e incluso desaparecido por completo —entre ellos, los relacionados con la industria de la hospitalidad, gastronomía, servicios personales etcétera—, pero a la vez han surgido nuevas necesidades. Hay cosas que ya no funcionan y muchas otras que aún no hemos descubierto o entendido por completo. Es preciso revisar todo.
4.- Agilidad
La agilidad debe ser una cualidad que debe estar presente en toda la vida de la empresa: planeación, estrategia, los equipos, todo. Ninguna persona, organización o comunidad estaba preparada para lo que nos tocó vivir en los meses recientes. La capacidad de reaccionar a tiempo, de reorganizar los equipos profesionales y de redefinir tareas y procesos puede hacer la diferencia entre seguir en carrera o quedar fuera de la competencia. Sin dudas, el COVID-19 demostró que la agilidad es el valor de la época.
5.- Educación
Fomentar espacios de aprendizaje y maduración es más importante que nunca. En la actualidad puede ser un desafío, y es fácil que este aspecto se pierda en medio de las urgencias cotidianas y la desorganización, características propias de situaciones como las que estamos enfrentando. Pero sin dudas, el conocimiento del equipo es el mayor capital social, y es la base para poder desarrollar soluciones y enfoques innovadores para hacer frente a los cambios del entorno.